Si has tomado la decisión de dejar el juego se consecuente con esta opción. Si estas convencido, lo único que vas a conseguir son cosas buenas.
Te vas a dar cuenta que la gente te quiere y te apoya más de lo que creías, aunque pienses que no lo mereces y ellos no comprendan lo que te ha sucedido para llegar a esta situación.
Al principio es duro admitir las críticas, asume tus responsabilidades, se humilde y comprensivo con los que te apoyan.
La terapia de grupo ayuda mucho. Ves que hay gente en tu misma situación y tienen problemas como tú, pero también soluciones.
Cuando decides contarlo en tu entorno y tomas la decisión de dejarlo es muy duro, yo al principio me sentí muy deprimido por la situación familiar y económica que había dejado por culpa del juego. Pero. Como ya te he dicho, hay soluciones.
Debes dejar de jugar y cumplir con todas tus responsabilidades para reparar al máximo el daño ocasionado. Verás como tu familia va confiando cada vez más en tí.
No te haces una idea de lo positivo que va a ser el proceso. Al principio, vas solucionando lo que puedes, tanto a nivel emocional como económico, cuando lleves más tiempo en el tratamiento y te vayas encontrando mejor, irás planificando como reparar de la mejor manera el daño que ha ocasionado el juego a ti y a los de tu alrededor.
A medida que vas avanzo y ves que estás haciendo las cosas bien, te sientes orgulloso de ti mismo y te das cuenta de que el juego nunca te ha traído nada bueno.
Vas a disfrutar mucho más de las cosas que realmente son importantes. Cosas en las que antes ni siquiera pensabas, porque el juego te hacía olvidarte de todo.
Sé sincero contigo mismo y con los demás. Acepta la ayuda y los consejos de los que te quieren y ponte todas las barreras que puedas para evitar la tentación de volver a caer en el juego, piensa en las consecuencias de si recaes.
Hay que ir paso a paso, y tener la conciencia tranquila es la mejor defensa para no volver a jugar, es muy reconfortante.